GONZALO PIZARRO SE ALZA CONTRA LAS LEYES DE INDIAS.
“Tantas cosas escribieron a Gonzalo Pizarro muchos conquistadores del Perú, que lo despertaron allá en los Parcas, donde estaba, y le hicieron venir al Cuzco que después que Vaca de Castro se fue a los Reyes.
“Acudieron muchos a él cuando llegó, que temían ser privados de sus vasallos y esclavos, y otros muchos que deseaban novedades para enriquecer, y todos le rogaron se opusiese a las ordenanzas que Blasco Núñez traía y ejecutaba sin respeto de nadie, por vía de apelación, y aun por fuerza si fuese necesario, que ellos que por cabeza lo tomaban, lo defenderían y seguirían.
“Él, por probarlos o por justificarse, les dijo que no se lo mandasen, pues contradecir las ordenanzas, aun por vía de suplicación, era contradecir al emperador, que tan terminantemente mandaba ejecutarlas, y que mirasen bien por qué cosas tan ligeras comenzaban las guerras que tenían sus medios trabajosos, y dudosos sus fines; y no quería complacerlos en deservicio del rey, ni aceptar cargo de procurador ni de capitán.
“Ellos por persuadirlo le dijeron muchas cosas en justificación de su empresa: unos decían que siendo justa la conquista de Indias, lícitamente podían tener por esclavos a los indios tomados en guerra; otros, que no podía justamente quitarles el emperador los pueblos y vasallos que una vez les dio durante el tiempo de la donación, especialmente cuando se los dio a muchos como en dote para que se casasen; otro, que podían defender por las armas sus vasallos y privilegios como los hidalgos de Castilla sus libertades, las cuales las tenían por haber ayudado a los reyes a ganar sus reinos del poder de los moros, como ellos por haber ganado el Perú de manos de idólatras; decía, en fin, todos que no caían en falta por apelar de las ordenanzas, y muchos, que ni siquiera por contradecirlas, pues no les obligaban antes de consentirlas y recibirlas por leyes. No faltó quien dijese que atrevido y loco consejo era emprender guerra contra su rey ni aun tratándose de defender sus haciendas, y hablar de aquellas cosas que no era de su incumbencia ni de su lealtad.
“No obstante, aprovecha poco hablar a quien no quiere escuchar; pues no solamente decían aquello, que era algo en su favor, sino que se desmandaban, como soldados, a hablar mal del emperador y rey, su señor, pensando torcerle el brazo y espantarlo por fieros. Decían también que Blasco Núñez era inflexible, ejecutivo, enemigo de ricos, almagrista, que había ahorcado en Tumbes a un clérigo y hecho cuartos a un criado de Gonzalo Pizarro, porque fue contra Diego de Almagro; que traía expreso mandato para matar a Pizarro y para castigar a los que fueron con él a la batalla de las Salinas; y para conclusión de ser de mala de condición decían que prohibía beber vino y comer especias y azúcar, y vestir seda y caminar en hamacas.
“Con estas cosas, pues, algunas fingidas, algunas ciertas, consintió Pizarro en ser capitán general y procurador, pensando, como lo deseaba, entrar por la manga y salir por la cabeza. Así es que lo eligieron por general procurador el cabildo del Cuzco, cabeza del Perú, y los cabildos de Guamanga, de la Plata y de otros lugares, y los soldados por capitán, dándole todos su poder cumplido y pleno. Él juró en forma lo que tal caso se requería; alzó pendón, tocó tambores, tomó el oro del arca del rey, y como había muchas armas de la batalla de Chupas, armó hasta cuatrocientos hombres a caballo y a pie, de lo que mucho se escandalizaron y arrepintieron los del regimiento de lo que habían hecho, pues Gonzalo Pizarro se tomaba la mano dándole solamente el dedo. Pero no le revocaron los poderes, aunque secretamente protestaron muchos del poder que le habían dado; entre los cuales estaban Altamirano, Maldonado y Garcilaso de la Vega.”
Francisco López de Gómara, Historia General de Indias. I. Hispania Victrix, Barcelona, 1985, pp. 225-226.
Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.