FRANCESES EN LA ESPAÑA DEL XVII. Por Víctor Manuel Galán Tendero.
La afluencia de gentes de Francia fue muy importante en la España del siglo XVII, a despecho del estado de guerra entre ambas monarquías durante muchos años. En los reinos de la Corona de Aragón, su presencia fue destacada en los oficios del comercio y de la artesanía. El arbitrista Martínez de la Mata sostuvo en Memorial en razón de la despoblación (1650):
“En estos reinos se han introducido más de ciento y veinte mil franceses en los oficios serviles y otros ministerios, con sus estratagemas de pobreza de ropa y desaliño, sacando de ellos a los naturales que los ejercían, como aguadores, amoladores, palanquines, costaleros, zapateros de viejo, ropavejeros, esportilleros, mozos de panaderos, de caballo, mesoneros y venteros, silleteros, dispenseros, bodegoneros, con otros muchos.”
En 1664, el naturalista Willughby manifestó su predominio en las grandes ciudades:
“En los oficios para los que ellos se consideran demasiado distinguidos, actualmente dicen: vayan a buscar un francés. Naturalmente, los franceses hacen casi todo el trabajo de España. Todas las mejores tiendas son de franceses; los mejores oficiales de cada ramo son franceses.”
Exagerado o no, lo cierto es que los franceses fueron importantes en más de un vecindario de la España barroca.
Para saber más.
Henry Kamen, La España de Carlos II, Barcelona, 1981.