ESTAMPAS DEL SIGLO NO TAN DE ORO. LA RIQUEZA DE LOS DUQUES. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

01.09.2021 09:31

               

                En 1520, Carlos de Austria estableció definitivamente la grandeza de España, un restringido círculo aristocrático del que formaron parte los duques, los nobles que solamente estuvieron por debajo de los mismos príncipes y por encima de los marqueses y los condes. Su riqueza, fundamentada en tierras vinculadas y en multitud de derechos y prebendas, llegó a ser considerable, inasequible al común de los pobres mortales que se tuvieron que conformar con migajas para sobrevivir. A partir de datos ofrecidos por Lucio Marineo Sículo, John H. Elliott nos ha bridado una relación de las rentas anuales en ducados de oro de los duques de la Corona de Castilla, incluido el de Sessa, en la década de 1530:

Título

Renta

Frías

60.000

Escalona

60.000

Sessa

60.000

Medina Sidonia

55.000

Medina de Rioseco

50.000

Alba

50.000

Infantado

50.000

Béjar

40.000

Nájera

30.000

Medinaceli

30.000

Maqueda

30.000

Arcos

25.000

Alburquerque

25.000

 

                En total, acumularon unos 565.000 ducados, una suma considerable que fue a más en los años venideros.

                Bartolomé Bennassar recoge los siguientes datos de hacia 1600:

Título

Renta

Medina Sidonia

170.000

Osuna

150.000

Medina de Rioseco

130.000

Alba

120.000

Infantado

120.000

Escalona

100.000

Sessa

100.000

Alcalá de los Gazules

100.000

Béjar

80.000

Arcos

80.000

Pastrana

80.000

Frías

65.000

Medinaceli

60.000

Nájera

55.000

Alburquerque

50.000

Maqueda

50.000

Feria

50.000

 

                Todas estas rentas sumaron 1.560.000 ducados, casi tres veces la anterior cantidad, lo que da cumplida idea de la riqueza acumulada en el siglo XVI. Además, en el intermedio entre ambos momentos, se habían creado distintos ducados en favor de los servidores y predilectos del rey: el de Alcalá de los Gazules en 1558, el de Osuna en 1562 (que entroncaría con el de Medina de Rioseco), el de Feria en 1567, y el de Pastrana en 1572, sin olvidar el de Veragua en Indias, a favor del almirante Luis Colón, en 1537.

                La fortuna, como puede apreciarse, no favoreció a todos por igual. Particularmente abultado fue el aumento de las rentas nominales de los duques de Medina Sidonia, de 55.000 a 170.000 ducados, gracias a las actividades pesqueras y comerciales atlánticas. En aquel momento eran una de las principales fortunas de Europa. La irrupción de los duques de Osuna también resultó espectacular. Los duques de Alba y del Infantado también lograron buenos resultados, saltando de los 50.000 a los 120.000 ducados. Con ganancias más modestas, quedaron descabalgados de los primeros puestos los duques de Sessa y Escalona.

                En 1615, en pleno reinado de Felipe III, los duques de los reinos hispánicos disfrutaron al año de tales ingresos nominales:

Título

Renta

Medina Sidonia

160.000

Frías

150.000

Lerma

150.000

Cardona y Segorbe

150.000

Braganza

140.800

Osuna

140.000

Infantado

100.000

Escalona

100.000

Alcalá de los Gazules

100.000

Alba

90.000

Arcos

80.000

Béjar

70.000

Pastrana

70.000

Sessa

70.000

Feria

65.000

Nájera

60.000

Aveiro

58.666

Medinaceli

55.000

Peñaranda

50.000

Maqueda

50.000

Alburquerque

50.000

Híjar

34.000

Veragua

30.000

Gandía

20.000

               

                Si descontamos las rentas de los duques de Portugal y de la Corona de Aragón de los 2.043.466 ducados totales, nos quedan 1.609.992 ducados de los castellanos, no muy distanciados de los 1.560.000 anteriores. Aunque las rentas descendieron en varios casos, la incorporación de los duques de Peñaranda en 1608 compensó el total.

                Ciertamente, los compromisos político-sociales y la inflación del siglo de la revolución de los precios mermaron bastante aquella suma, empujando incluso a deudas considerables,  pero no dejó de ser fabulosa, en particular si consideramos otras. En 1597, la renta anual de los arzobispados y obispados españoles era de 1.232.000 ducados, con sedes tan ricas como las de Toledo y Sevilla, con sendos 250.000 y 100.000 ducados. Las tres gracias pagadas por la Iglesia castellana supusieron 1.600.000 ducados en 1600, año en el que los impuestos aprobados por las Cortes de Castilla alcanzaron los 6.200.000. Se ha establecido que el máximo caudal llegado de las Indias resultó ser el de los 9.240.000 ducados de 1592. En verdad, los duques detentaron una parte considerable de la riqueza castellana y de toda la Monarquía.

                El avispado valido de Felipe III, el duque de Lerma, supo escalar a las primeras posiciones, aunque las rentas nominales de los duques ya empezaban a sentir los efectos de las primeras dificultades del siglo XVII. Si los Medina Sidonia bajaron de 170.000 a 160.000 y los Osuna de 150.000 a 140.000 ducados, las de los Infantado y los Alba descendieron de 120.000 a sendos 100.000 y 90.000. Las de los Sessa se desplomaron de 100.000 a 70.000 ducados. Sin embargo, los Escalona lograron mantener su renta de 100.000 (como le sucedió a otras casas), y los duques de Feria llegaron a acrecentarla de 50.000 a 65.000 ducados. Cuestiones de servicio a la corona y de gestión del patrimonio tuvieron mucho que ver en todo ello. De todos modos, la riqueza no dejó de marcar distintos niveles entre los mismos duques.

                Fuentes y bibliografía.

                Bartolomé Bennassar, La España del Siglo de Oro, Barcelona, 2001, pp. 197-198.

                Adolfo Carrasco, Sangre, honor y privilegio. La nobleza española bajo los Austrias, Barcelona, 2000, p. 145.

                John H. Elliott, La España imperial, 1476-1716, Madrid, 2006, p. 116.