EL VANGUARDISMO MENOS CONOCIDO, EL PURISMO. Por Cristina Platero García.
El Purismo vanguardista, movimiento menos conocido que el que sería su inmediato predecesor, el Cubismo, fue lanzado o más bien dicho, justificado, a través del libro Après le cubisme, publicado en 1918. Los autores del mismo, Amédée Ozenfant y Charles-Edouard Jeanneret, más conocido como Le Corbusier, afirmaban que el Cubismo había sido “el arte agitado de una época agitada”. El purismo proclamado por estos dos autores pretendía ser el bálsamo que necesitaba ser aplicado a la sociedad del momento. Un arte nuevo que tenga en cuenta los aspectos de un momento nuevo, que necesita del orden, de la cooperación, de lo constructivo y no de lo deconstruido.
Desgraciadamente aquellas ambiciones se disolverían pasados siete años, y esta línea creativa únicamente obtendría una reputación internacional en la arquitectura de Le Corbusier; los campos de la escultura y de la pintura eran entonces acaparados por otros ismos como el Constructivismo y el Surrealismo.
Es elocuente la portada de, en español, “Después del cubismo”. Veamos algunas de las reflexiones que encierra.
“[…] Emplearemos el término “purismo” para expresar de un modo inteligible lo característico del espíritu moderno. El purismo no pretende ser un arte científico, lo cual no tendría ningún sentido. Considera que el cubismo se ha quedado, dígase de él lo que se quiera, en arte decorativo, en adornismo romántico. El purismo expresa no las variaciones, sino lo invariante. La obra no debe ser accidental, excepcional, impresionista, inorgánica, protestataria ni pintoresca, sino al contrario: en general estática y expresiva de lo invariante. El purismo pretende concebir con claridad y ejecutar con fidelidad exactamente sin menguas; se aparta de las concepciones angustiadas y de las ejecuciones sumarias y erizadas. El purismo teme lo caprichoso y lo “original”. Busca el elemento puro para reconstruir, a base de él, unos cuadros organizados que parezcan estar hechos por la naturaleza misma. El oficio debe ser lo bastante seguro para no poner trabas a la concepción. El purismo no cree que volver a la naturaleza sea volver a copiarla. Admite cualquier deformación siempre que sea justificada por la búsqueda de lo invariante. El arte tiene todos los derechos, excepto el de no ser claro. […]”
En 1919 Charles-Edouard Jeanneret funda junto con Amédeé Ozenfant y el poeta Paul Dermeé la revista L’Esprit Noveau en la que el primero ya firma por primera vez con el pseudónimo Le Corbusier. Se editaron un total de 28 números entre 1920 y 1925, en los que colaboraron numerosos artistas del momento como el pintor cubista Fernand Léger, el publicista e historiador y coleccionista de arte Léonce Rosenberg, el poeta surrealista Pierre Reverdy, el pintor ruso Ivan Puni, enmarcado dentro de las corrientes suprematista y cubo-futurista; entre otros muchos más.
Para concluir se introduce un fragmento del libro que ha servido de fuente para la redacción del artículo. Su ejemplificación clara y sencilla hace entender rápidamente cómo nuestros criterios del gusto determinan la apreciación, de en este caso, el movimiento purista: “Es difícil despertar amplias simpatías hacia el purismo por lo fácil que resulta tomarlo por lo que no es: una villa de Le Corbusier despierta con suma facilidad al Borromini que llevamos dentro, una naturaleza muerta de Ozenfant, al Rubens que hay en nosotros. Sólo cuando hayamos aceptado lo que el purismo no es, con comprensión y no con pesar, podremos empezar a ver y gozar lo que es.”
Se invita al lector curioso a echar un vistazo a los trabajos pictóricos de Amédeé Ozenfant y Charles-Edouard Jeanneret, Le Corbusier, y comparar aquello que ve con las reflexiones del “manifiesto purista”.
Un trabajo pictórico de Le Corbusier, uno de los bocetos para la obra Chute de Barcelona (La caída de Barcelona [estudio preparatorio para la pintura]), 1939, se encuentra expuesto en la Sala 206.08 del Museo Reina Sofía de Madrid. Pero para no tener que moverse, al menos de momento, se coloca el link que lleva a la página, abajo, en el apartado de fuentes. Ahí podrá encontrar los trabajos preparatorios en torno a la misma obra. Parece que por aquel entonces, viendo la fecha de la composición, la desconstrucción había vuelto a salir a escena.
FUENTES:
GONZÁLEZ G., A; CALVO S., F.; MARCHÁN F., S.; (2009); Escritos de arte de vanguardia, 1940-1945, Ediciones Akal, S.A., Madrid, p. 84.
STANGOS, Nikos (1989); Conceptos de arte moderno. “Purismo” por Christopher Green, Ed. Alianza forma, 2ª reimpresión, Madrid, p. 68.