EL VALENCIANO UNIVERSAL. Por Pedro Montoya García.
LOS MEJORES PASAJES DE NUESTRA HISTORIA
EL VALENCIANO UNIVERSAL.
Desde donde vivo, a poniente a don Antonio Machado Ruiz, a levante a don Vicente Blasco Ibáñez.
Esta es una de las dedicatorias de mi libro. Aquello que escribí sobre Antonio Machado y Castilla en un artículo anterior, podría, con sus “peculiaridades” propias del Levante, escribirse sobre Vicente Blasco Ibáñez. Con la ventaja de que la Valencia de Blasco Ibáñez es coetánea a dos pinceles inmensos como son los Sorolla y Benlliure. El mundo rural Valenciano, los “LLauradors”, la aristocracia rural, la burguesía, los poblados marítimos… Aquello pintaron con sus colores lo hizo Blasco Ibáñez con sus palabras. Eso y mucho más: la guerra, el mundo cosmopolita, novela histórica, política, crítica social…
En la España que le tocó lidiar a Don Vicente, los literatos hablan de un escritor inalcanzable como Benito Pérez Galdós, una novela superior La Regenta de Alas Clarín, de una naturalista incomparable: Emilia Pardo Bazán (Los pazos de Ulloa) y una lírica superior: Rosalía de Castro. Se ha definido a Blasco Ibáñez como el «Zola español»; sin duda el escritor francés padre del Naturalismo, uno de los grandes creadores de la literatura universal con una influencia tremenda sobre tantos escritores; imponentes descripciones de personajes, parajes, monumentales atmósferas donde se desarrollan las acciones… pero en mi modesta opinión, ninguno de los escritores mencionados son más «grandes» que el descendiente de aragoneses nacido en la por entonces calle Jabonería. Con un repóquer de ases: Flor de Mayo, La barraca, Cañas y Barro, Sangre y arena, Los cuatro Jinetes del apocalipsis sobre el tapete, pocos lo pueden igualar y muy pocos superar. Sin contar otros magníficos reyes en la manga como Arroz y tartana, Entre Naranjos, El Papa de la mar…
“Desperezóse la inmensa vega bajo el
resplandor azulado del amanecer, ancha faja de
luz que asomaba por la parte del Mediterráneo.
Los últimos ruiseñores, cansados de
animar con sus trinos aquella noche de otoño,
que, por lo tibio de su ambiente, parecía de
primavera, lanzaban el gorjeo final como si los
hiriese la luz del alba con sus reflejos de acero.
De las techumbres de paja de las barracas salían
las bandadas de gorriones como un tropel de
pilluelos perseguidos, Y las copas de los árboles
empezaban a estremecerse bajo los primeros
jugueteos de estos granujas del espacio, que
todo lo alborotaban con el roce de sus blusas de
plumas.
Apagábanse lentamente los rumores que
habían poblado la noche: el borboteo de las
acequias,”
La Barraca.
Empieza la novela… Nos despertamos, frente a nosotros el amanecer de la mar con la música de las acequias, de los gorriones, de los ruiseñores de la huerta…
Cuatrocientos años pasaron en el Levante para igualar en calidad creativa a los Ausias March, Joanot Martorell, Jaume Roig, Sor Isabel de Villena… del llamado Siglo de Oro Valenciano. Ahora bien, la paella para ser deliciosa requiere sus tiempos; de nuevo, pasará mucho tiempo para comer una tan rica como la que supo escribir Don Vicente Blasco Ibáñez.
PRESENTACIÓN NOVELA: «EL NACIMIENTO DE UNA ALDEA»
¿Eres un alma del campo? ¿Has sembrado tu infancia en la tierra? ¿Has crecido a merced de un clima siniestro?, bondadoso unos años y justiciero otros. ¿Has frotado tus manos en las escarchas, cambiado tus camisas en las solanas?
Ven a la presentación de la novela «Ripias. El nacimiento de una aldea». Narraremos las anécdotas que concibieron el libro, y si tienes guardadas acude a contarlas.
Jueves, 1 de diciembre en el Espacio Cultural Feliciano A. Yeves, a las 19:00 horas.