EL ÚLTIMO COMBATE DE ALFONSO EL BATALLADOR.
“En 529 (21 de octubre de 1134) fue sitiada Fraga en el Este de Al-Ándalus por Ben Rudmir (Alfonso el Batallador de Aragón). El emir Taxufin ben Alí ben Yusuf, que residía en Córdoba y gobernaba la Península en nombre de su padre, envió a Fraga una hueste de dos mil caballeros, mandados por Zubayr ben Amr el Lamtuni y bien provistos de víveres. Yahya ben Ganiya, el bien conocido (capitán) que administraba Valencia y Murcia, en el Este de Al-Ándalus en nombre del Príncipe de los Creyentes, Alí ben Yusuf, armó quinientos caballeros. Y por su parte Abd Allah ben Iyad, que gobernaba Lérida, equipó doscientos. Cada uno de tales grupos llevó consigo víveres y después de reunirse, llegaron pronto a la vista de Fraga. Zubayr iba en la retaguardia tras el convoy de víveres y delante marchaba ben Ganiya, a quien seguía ben Iyad, cuya bravura, como la de sus hombres, era bien notoria.
“Ben Rudmir, que se hallaba al frente de doce mil caballeros, no sintió sino desprecio al ver llegar la hueste musulmana y dijo a los suyos: “¡Id a recibir el regalo que nos traen esos infieles!” No obedeciendo sino a su orgullo, se limitó a enviar contra ellos un fuerte destacamento que, cuando estuvo distanciado del ejército, fue atacado por ben Iyad y vio rotas sus líneas y fuertemente revueltas sus fuerzas. Empezó enseguida la batalla. Ben Rumir avanzó en persona con todas sus tropas, confiado plenamente en su número y en su bravura. Mas entonces ben Ganiya cargó a su vez mientras resistía ben Iyad y una lucha encarnizada costó la vida a muchos cristianos. En tal momento hicieron una salida en masa los habitantes de Fraga: hombres y mujeres, viejos y niños, y se arrojaron sobre el campamento cristiano. Los hombres mataron a cuantos hallaron en él y las mujeres se ocuparon de saquearle, y consiguieron llevar a la ciudad los víveres, aprovisionamientos y armas de que se apoderaron. Entre tanto Zubayr se lanzó a su vez a la batalla con sus tropas. Ben Rudmir hubo de huir después de haber perdido la mayor parte de sus soldados y se acogió a Zaragoza, y veinte días después murió de pena y de vergüenza de su derrota.”
Ibn al-Athir, Kamil fi-l-Tarij, citado por Claudio Sánchez Albornoz en La España musulmana según los autores islamitas y cristianos medievales, Madrid, 1973, Tomo II, pp. 236-237.
Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.