EL PODER ANDALUSÍ FRENTE AL VIKINGO. Por Víctor Manuel Galán Tendero.
Los vikingos han surcado los mares de la Historia y los de la leyenda con bastante fortuna. Sin embargo, hoy en día los contemplamos en unos términos más moderados y morigerados. Además de feroces guerreros resultaron ser extraordinarios navegantes, sagaces comerciantes y colonizadores experimentados. Sus incursiones recuerdan a las de los pueblos germanos que pusieron en jaque al poder imperial romano, pues también ellos supieron aprovechar las debilidades de los reinos que sucedieron al imperio de Carlomagno. En las islas británicas sus flexibles ejércitos de invasión también alcanzaron el éxito durante un tiempo. Otra cosa fue cuando enfilaron sus naves hacia la costa andalusí.
Al comienzo, en el 843, los vikingos surcaron las aguas del Loira hasta Nantes y las del Garona hasta Tolosa. Sus éxitos en la Galia los condujo a tener mayores noticias de la situación de la Península ibérica, cuyas riquezas les tentaron. Formaron entonces una importante fuerza expedicionaria, y el 1 de agosto del 844 tomaron tierra en Gijón, en el reino de Asturias. De los detalles de sus acciones allí contamos con escasa información.
Prosiguieron hacia territorio andalusí. Alcanzaron Lisboa el 20 de agosto, un miércoles. En su estuario permaneció la flota vikinga unos trece días. Invasores y naturales combatieron hasta tres veces, y Lisboa resistió al empuje de los hombres del Norte. Su gobernador dio aviso al emir Abd al-Rahmán II de su peligrosidad. Sin embargo, parte de su flota llegó a tomar Cádiz, y otra remontó el Guadalquivir. El 2 de septiembre llegaron a Sevilla, que tomaron con brutalidad. La saquearon durante siete días y en la isla Menor depositaron su botín. Con los caballos de la zona, emprendieron incursiones.
La capital del emirato se encontraba amenazada. Desde Córdoba, Abd al-Rahmán II mandó un cuerpo de caballería ligera para contener la situación, y convocó a todas sus fuerzas, procedentes de las provincias y fronteras andalusíes. La movilización fue coronada por el éxito. Los invasores fueron vencidos en Tablada. Se ha escrito de la muerte de unos 1.500 vikingos, el apresamiento de unos 400 y el incendio de treinta de sus naves. Los que navegaban al Norte de Sevilla consiguieron pasar por los puestos andalusíes del Guadalquivir al liberar a sus cautivos.
Evacuaron Cádiz e intentaron infructuosamente tomar tierra en Niebla y el Algarbe. Los que quedaron incursionando fueron finalmente apresados. Más tarde abrazarían el Islam y se dedicarían a elaborar quesos. La organización del emirato había vencido a la furia del Norte escandinavo. Al igual que sucedería con el reino de Wessex de Alfredo el Grande de la segunda mitad del siglo IX, la combinación de autoridad, movilización y empleo de recursos navales resultó ser muy efectiva para derrotar a los supuestamente invencibles vikingos.
Para saber más.
Claudio Sánchez Albornoz, Orígenes de la Nación Española. El Reino de Asturias, Madrid, 1985.