EL EXTERMINIO JUDÍO EN LA GRECIA DEL EJE. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

                Grecia cayó en manos del Eje en abril de 1941. Su territorio fue repartido: Bulgaria recibió el Norte de Tracia, con la excepción de su parte oriental; Italia ocupó el Epiro, Atenas y el Sur; y el resto pasó a manos alemanas, con ciudades como Salónica, con una población judía de 56.000 personas en 1940, muchos de origen sefardí.

                Desde el 9 de abril de 1941, se tomaron medidas drásticas en aquella ciudad de Macedonia, en la línea del antisemitismo del III Reich. El 11 de julio de 1942 se convocó a todos los varones judíos de 18 a 45 años a una reunión en la plaza de la Libertad, donde unos nueve mil hombres recibieron toda clase de malos tratos. Dos días después, unos dos mil fueron enviados a laborar en canteras y carreteras en batallones de trabajo en condiciones terribles.

                De poco sirvió el pago por la comunidad judía de Salónica de 2.500 millones de dracmas o la transferencia de los terrenos de su cementerio a la municipalidad para aliviar tales sufrimientos. En enero de 1943, en un ambiente de hambre y escasez, los responsables de las SS cargaron con mayor brutalidad contra la comunidad judía, obligada a concentrarse en tres guetos. El 15 de marzo se cargó el primer tren con destino a Auschwitz-Birkenau con 2.800 personas, de las que se gasearon 2.191 nada más llegar el día 20 del mismo mes. En agosto de 1943, la Jerusalén de los Balcanes había dejado de existir.

                En otros territorios, las cosas fueron de otro modo, pues los italianos se mostraron más benévolos con la población judía entre abril de 1941 y septiembre de 1943, cuando cayó el régimen de Mussolini. Los alemanes tomaron cartas y ocuparon los territorios antes confiados a su aliada fascista. En marzo de 1944 detuvieron a 800 judíos en Atenas. Desde el cercano campo de Haidar fueron trasladados a Auschwitz. Algunos lograron escapar con la ayuda de la resistencia, aunque las cifras por territorios son elocuentes de la brutalidad descargada:

                El balance es particularmente terrible en Tracia, Macedonia y Epiro. No constan entre los supervivientes en 1947 unas 7.006 personas no deportadas, lo que da idea de las bestiales condiciones sufridas por las víctimas.

                Para saber más.

                Esther Benbassa y Aron Rodrigue, Historia de los judíos sefardíes. De Toledo a Salónica, Madrid, 2002, p. 336.