02.07.2022 10:00
“Arsaces el Grande ordena abrir sus archivos de Nínive.
“A Arsaces, soberano coronado de la tierra y del mar, tú, de quien la persona y la imagen son similares a las de nuestros dioses, al que la fortuna y los destinos de todos los reyes le son sometidos, cuyo vasto conocimiento le hace entender el cielo sobre la tierra, Valarsace, tu hermano pequeño y compañero de armas, por tu gracia rey de los armenios, salud y victoria siempre.
“La orden que me diste de conducir la sabiduría con valentía nunca la he olvidado y he velado sobre tantas cosas como me han permitido mis fuerzas y mi habilidad. Como este reino está sólidamente establecido por tus cuidados, me ha venido el espíritu de conocer quiénes fueron los príncipes que antes de mí habían reinado en el país de los armenios y de donde vienen las satrapías que fueron establecidas. Pues aquí, no hay detalle de reglas conocidas, ni de culto determinado, no se sabe quién es el hombre más importante del país y quién el último. Nada está establecido, todo permanece confuso y en estado salvaje.
“Suplico entonces a tu Majestad que hagáis abrir los archivos reales a quien se presentará ante tu valiente Majestad. Después de encontrar lo que desea tu hermano, tu hijo, él se aplicara a dar cuenta de los documentos auténticos. Nuestra satisfacción por el jubiloso cumplimiento de nuestros deseos, es, como sabes, un motivo de gozo para ti. Salud, tú, ilustre por tu permanencia entre los inmortales.”
Mar Apas Catina, Historia antigua de Armenia. Acceso digital.
Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.
