EL LIBRO DE LOS MUERTOS Y EL DESTINO DE LOS EGIPCIOS DIFUNTOS. Por Talía Lizandra Sierra.

20.10.2014 14:45

    SU ORIGEN Y FORMACIÓN.

    El Libro de los Muertos formó parte de la tradición de los manuscritos funerarios, que se remontan al Imperio Antiguo. Los primeros textos fueron los Textos de las Pirámides, empleados en la pirámide de Unis, y que se grabaron en las paredes de las cámaras sepulcrales del interior de las pirámides para empleo exclusivo del faraón.

    LA MUERTE Y EL MÁS ALLÁ ENTRE LOS EGIPCIOS.

    Para preservar el cuerpo se momificaba, y el Libro de los Muertos contenía sortilegios para mantener el cuerpo del fallecido, recitándose algunos durante el proceso de momificación. El corazón era el elemento esencial de la inteligencia y la memoria del ser.

                                            

    Los difuntos no sólo marchaban a la morada de los dioses, sino que también se revestían de características divinas.

        EL JUICIO.

    Si todos los obstáculos de la Duat eran superados, el fallecido era juzgado en el ritual del Pesado del Corazón, descrito en el famoso sortilegio 125. Era guiado por el dios Anubis ante la presencia de Osiris, donde debía jurar que no había cometido ningún pecado de una lista de 42.

                    

    Entonces se pesaba en una balanza su preciado corazón contra la diosa Maat, que encarnaba la verdad y la justicia (simbolizada por una pluma de avestruz). Se arriesgaba que el corazón revelara los pecados del difunto. Si la balanza se mantenía en equilibrio, el difunto había llevado una vida ejemplar. Entonces Anubis lo llevaría hasta Osiris para encontrar su lugar en el más allá.

    Si el corazón no estaba en equilibrio con Maat, lo aguardaba Ammyt, la terrible bestia devoradora, presta a engullirlo: la vida de la persona en el más allá iría a un cercano y muy poco grato final.