EL COMBATE POR CONSTANTINOPLA (674-8).
“Constante fue muerto a traición por sus criados en Sicilia cuando estaba en el baño. Después de haber reinado veintisiete años, le sucedió su hijo Constantino (IV).
“Fue al comienzo de su reinado cuando el príncipe de los sarracenos equipó una potente flota, de la que dio el mando a un excelente hombre de guerra llamado Caler. Éste abordó el Ebdome, que está en las afueras de Constantinopla. Constantino le salió al encuentro con gran número de barcos. Cada día se dieron varios combates y la guerra siguió sin descanso desde la primavera hasta el otoño, en que la flota enemiga se retiró a invernar en Cízico. Volvió en la primavera siguiente para proseguir la guerra, que, de esta forma, duró siete años. Pero al fin, como estos bárbaros, lejos de conseguir ventajas, habían perdido algunos de sus más valientes hombres, se retiraron a su país, siendo atacados por una tempestad en la que perecieron casi todos.
“Cuando el príncipe de los sarracenos supo la nueva de la pérdida de su flota, envió embajadores al emperador para solicitar la paz y ofrecer un tributo. El emperador aceptó la propuesta y envió hacia ellos a Juan, patricio llamado Petzigodio, hombre de rara sabiduría y profunda experiencia. Cuando llegó a su país acordó una tregua de treinta años, durante la cual pagaron tres mil piezas de oro y entregaron cincuenta hombres y cincuenta caballos.
“Apenas la noticia llegó a los ávaros, enviaron presentes al emperador, solicitándole la paz que se acordó. Así, tanto Oriente como Occidente disfrutaron de una profunda calma y una perfecta tranquilidad.”
Nicéforo Grégoras, Historia del emperador Constantino, Heraclio y de sus sucesores. Edición de Louis Cousin, París, 1685, pp. 358-359.
Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.