“En la lucha con carro, los britanos recorren todo el campo de batalla arrojando jabalinas por doquier y normalmente el terror que inspiran los caballos y el ruido de las ruedas bastan para sembrar el caos en las filas enemigas. Luego, después de avanzar entre los escuadrones de su propia caballería, saltan de sus carros a tierra y luchan con el enemigo cuerpo a cuerpo. Mientras los aurigas se retiran de la batalla es escasa distancia y colocan los carros de tal modo que sus señores, en caso de verse superados en número, puedan retroceder fácilmente hasta sus propias líneas. Combinan, pues, la movilidad de la caballería con el poder y la solidez de la infantería, y mediante el adiestramiento y la práctica diarios alcanzan tal dominio y destreza que son capaces de controlar sus caballos al galope incluso en pendientes muy pronunciadas. Pueden correr junto al carro, mantenerse de pie sobre la yunta y volver al carro con la velocidad del rayo.”
Julio César, La guerra de las Galias, 4-33. Citado por Kristian Kristiansen en Europa antes de la Historia. Los fundamentos prehistóricos de la Europa de la Edad del Bronce y la primera Edad del Hierro, Barcelona, 1998, pp. 446-447.
Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.