EL CID CAMPEADOR. Por Julián Reynolds Gómez y Abel Lacruz Capape.
Rodrigo Díaz, el Cid, nació en la localidad burgalesa de Vivar en fecha desconocida. De familia de caballeros, se educó en sus años mozos en la corte de Fernando I de León y Castilla junto al infante don Sancho, al que sirvió fielmente cuando se convirtió en rey de Castilla en el 1065. Rodrigo fue su alférez o jefe de su ejército.
Casado en el 1074 con la hija del conde de Oviedo doña Jimena Díaz, al principio no tuvo grandes problemas con Alfonso VI, el hermano del asesinado Sancho II, pese a lo cantado en los romances. Se le desterró de Castilla por vez primera en el 1081 al seguir sus propias inclinaciones. Se permitió que su familia se quedara en tierra castellana mientras él partió hacia la aventura con su mesnada.
Con la ayuda de sus capitanes Álvar Fáñez y Minaya ofreció sus servicios militares a varios potentados hispánicos, con independencia de su religión. Gran estratega, supo desplegar y dividir bien sus fuerzas en el campo de batalla, atacando siempre con sorpresiva furia.
Llegó a ser el señor de Valencia tras numerosas batallas. El famoso Poema recrea el momento en que subió a su esposa y a sus hijas a la torre más alta de Valencia para que contemplaran todo lo que había ganado por ellas. Supo frenar el avance de los almorávides, pero a su muerte un 10 de julio del 1099 las cosas cambiaron. Su mujer se mostró incapaz de mantener el dominio de Valencia, y ordenó quemarla antes de marchar. Sin embargo, el recuerdo del Cid no fue incinerado y Jaime I el Conquistador se honró en llevar la espada del Campeador en su conquista de Valencia.