¡EL ARTÍCULO CIEN DE HISTORIARUM! EL CANIBALISMO.
Una de las lacras de la Humanidad ha sido la de devorar a sus semejantes. El canibalismo produce una muy lógica repulsión entre las gentes de bien, pero a lo largo de la Historia se han verificado numerosos casos de antropofagia. El historiador no puede ignorarlos.
Sus motivaciones han sido muy diversas: ritualismo en los traspasos de autoridad, costumbre, necesidad, desesperación y sadismo. Algunos historiadores lo han interpretado como solución a la crisis alimentaria de las sociedades prehistóricas sin mucho acierto.
Lo cierto es que los humanos que habitaron Atapuerca lo practicaron, al igual que algunos enclaves iberos asediados por los romanos. Durante las cruzadas y la guerra de los Treinta Años se dieron terribles casos de canibalismo. El ácido Quevedo no se privó de lanzar sus dardos contra los verdugos que proveían a los pasteleros de trocitos de carne humana para sus empanadillas. Las tropas del Japón fueron acusadas de devorar a los humillados prisioneros de guerra británicos, descollando la crueldad de la columna Gengis Khan.
El gran viajero del siglo XIV Ibn Battuta nos ofrece este revelador testimonio sobre la antropofagia en los dominios de Malí:
"Los infieles no lo devoraron por ser blanco, pues dicen que la carne del blanco es perjudicial porque no está madura y sólo la de los negros alcanza la sazón, según pretenden."
"En cierta ocasión acudió ante el rey Mansà Sulayman un grupo de estos negros caníbales y con ellos su jefe. Acostumbran ponerse en las orejas enormes zarcillos, cuya abertura es de medio palmo, se envuelven en mantos de seda y en su país hay una mina de oro. El rey les dispensó honores y, como signo de hospitalidad, les entregó una sierva que degollaron y comieron rebozándose caras y manos en su sangre para después presentarse ante el rey a darle las gracias. Me contaron que así obran habitualmente cuando van en comisión. Y también me refirieron que, según su opinión, lo más sabroso de las carnes femeninas son las palmas y las tetas."
IBN BATTUTA, A través del Islam. Edición de Serafín Fanjul y Federico Arbós, p. 823, Madrid, 2005, Alianza Editorial.
(Selección de Víctor Manuel Galán Tendero)