EL ALBA DE TARTESOS. Por Víctor Manuel Galán Tendero.
A comienzos del siglo XII antes de Jesucristo las gentes de los yacimientos granadinos de la Cuesta del Negro de Purullena y del Cerro de la Encina de Monachil todavía vivían al modo del Bronce Medio. Sin embargo, se produjeron importantes cambios en el 1150 antes de Jesucristo.
Ya no se alzaron bastiones al modo de El Argar. Se construyeron casas de planta rectangular, las ovejas y las cabras se hicieron más numerosas, y se emplearon cerámicas decoradas con escisiones.
Las cerámicas, las armas y las joyas nos ayudan a reconstruir, en la medida de las posibilidades, la vida de los casi quinientos años que median entre el Bronce Medio y el arranque de la Edad del Hierro. No es mucho, especialmente en el Suroeste de la península Ibérica, donde eclosionaría Tartessos. Allí, los pocos poblados se ubicaron en cerros sin amurallar.
La modestia de este poblamiento, tanto en número como en calidad, ha sido explicada de diversas maneras. Recientemente, se ha atribuido a los efectos de un prolongado período de sequía. Más de una comunidad tuvo que dejar en los valles del Guadalquivir y del Guadiana sus modelos de agricultura intensiva por los de la ganadería trashumante, en estrecho contacto con el interior peninsular. Los citados cambios en los yacimientos granadinos indicarían el mismo camino. Paralelamente, se intensificaron los contactos con las comunidades del Bronce Atlántico.
Las estelas de guerreros del Oeste de Extremadura y del interior de Portugal, con las espadas de lengua de carpa y los escudos escotados, se han asociado a la aparición de aristocracias guerreras. Atentas a la consecución de botín, sentían predilección por los torques, los brazaletes y los pendientes de oro macizo. Sus gentes empleaban una cerámica elaborada con hornos de cocción reductora, dando a sus cazuelas un aspecto metálico.
Este mundo, relativamente sencillo, terminaría de cambiar con la llegada de unos avezados navegantes y comerciantes del Mediterráneo oriental, los fenicios, apareciendo la cultura tartesia.
Para saber más.
Sebastián Celestino Pérez (coordinación), La Protohistoria en la península Ibérica, Madrid, 2017.