EL ACERCAMIENTO DEL PORTUGAL DE JUAN V A LA ESPAÑA DE FELIPE V. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

28.06.2024 11:21

               

                El reino de Portugal encabezaba a inicios del siglo XVIII una extendida monarquía con dominios en distintas partes del mundo. Su separación de España en 1640 había determinado su acercamiento a otras potencias, y durante la guerra de Sucesión a la corona española terminó entrando en la coalición favorable a Carlos de Austria. El círculo de Juan V de Portugal contempló con preocupación los intentos de Felipe V de alterar lo establecido en los tratados de Utrecht-Rastatt, y envió a un experto diplomático al congreso de Cambrai: Joao Gomes da Silva, el cuarto conde de Tarouca.

                Tal congreso abrazaría las negociaciones entre las grandes potencias europeas entre 1721 y 1727 para conseguir el deseado equilibrio diplomático. Los portugueses desconfiaban del emperador Carlos VI (señor de los Países Bajos meridionales, antes en manos hispanas), de Gran Bretaña y de las Provincias Unidas, sus anteriores aliadas, por distintas razones.

                La Compañía comercial de Ostende, promovida por el círculo de Carlos VI, no gustó nada a los portugueses, que temieron un nuevo competidor en ultramar. Los británicos se mostraron muy activos en Bombay (antigua posesión portuguesa) e intentaron establecerse en 1723 en la desembocadura del Congo, área considerada de su dominio por los portugueses, que no dudaron en enviar allí una armada. Los neerlandeses eran viejos rivales de Portugal, desde sus días de unión con España. Su orgullo frente a las pretensiones argelinas era visto con poca simpatía, a pesar de la rivalidad portuguesa con el imperio otomano, y la llegada de judíos a Amsterdam considerada con viva antipatía. Interesada por lo que sucediera en el Báltico, Portugal se inquietó ante el acercamiento neerlandés a la coalición de Rusia con Suecia frente a Dinamarca.

                La corte portuguesa valoraba la amistad con la Santa Sede, preciándose de combatir a los musulmanes en distintas partes del mundo. En Cambrai el gobierno zarista fue censurado por obligar a los sacerdotes menores de cuarenta años a servir militarmente, y el del rey de Prusia por su trato a los jesuitas, tan importantes en las misiones de China y otros países.

                El conde de Tarouca estuvo en estrecho contacto epistolar con Diego de Mendoza, el secretario de los Consejos de Estado y Guerra, en buena relación con el duque de Béjar. En estas circunstancias, se produjo un acercamiento entre las cortes de Portugal y de España, a despecho del desalojo portugués de Montevideo por los españoles en 1724.

                A comienzos de ese año, abdicó Felipe V en su hijo Luis I. Se pensó que pretendía ceñir así la corona francesa. El acercamiento hispano-francés en materia comercial preocupó en Lisboa, máxime cuando en agosto se prohibió la exportación a Portugal de granos desde España. Antes de la ascensión al solio pontificio de Benedicto XIII, de ascendencia portuguesa, la rivalidad entre los cardenales franceses e imperiales resultó tan notoria como incómoda.

                En la situación diplomática europea se produjo un verdadero giro copernicano cuando Felipe V y Carlos VI alcanzaron la paz el 30 de abril de 1725. El audaz barón y duque de Ripperdá pensaba  incluir en sus alianzas a la zarina de Rusia, al rey de Suecia y al de Portugal.

                Gran Bretaña, Francia y Prusia reaccionaron firmando la alianza de Hannover en septiembre de 1725, que pretendía garantizar lo acordado en la paz de Münster. Los protestantes gozarían de plenas libertades en el área del viejo Sacro Imperio y las aspiraciones comerciales de Carlos VI serían refrenadas. Por presión británica, las Provincias Unidas se incorporarían a la alianza a finales de aquel mismo año.

                Portugal se acercó entonces a la opción hispano-austriaca. Taoruca viajó a Viena, y ya en 1725 se acordó el enlace del infante don Fernando con la infanta María de Portugal, y el del príncipe del Brasil José con María Ana Victoria. El acercamiento fue celebrado especialmente en el círculo del duque de Béjar. Sin embargo, el choque de los intereses portugueses y españoles en la América del Sur lo pondría contra las cuerdas en la década siguiente.

                Fuentes.

                ARCHIVO NACIONAL TORRE DO POMBO.

                Correspondencia del conde de Tarouca.