DON PEDRO GIRÓN, MAESTRE DE CALATRAVA Y POSIBLE ESPOSO DE ISABEL DE CASTILLA. Por Víctor Manuel Galán Tendero.
La Castilla del siglo XV estuvo regida por monarcas débiles como Juan II y Enrique IV y sometida a la acción de tipos tan vigorosos como don Pedro Girón, lo que la convirtió en especialmente turbulenta. Aunque las cifras pacientemente recopiladas por la historiografía nos hablan de su empuje económico, sus crónicas son parleras de sus desórdenes políticos, por mucho que nunca se negara el principio de la autoridad suprema real.
Vino al mundo don Pedro en 1423 en Belmonte, señorío de su padre don Alonso Téllez Girón, de linaje con gran poder en tierras vallisoletanas. Al entroncarse con los Pacheco de ascendencia portuguesa reforzaron su poder. Don Pedro fue hermano del no menos célebre don Juan Pacheco, que tomó el apellido materno según costumbre de la época, marqués de Villena y maestre de Santiago. Su tío fue el no menos influyente arzobispo de Toledo don Alfonso Carrillo. Aquellos hombres formaron un notable círculo de poder, capaz de oponerse al de los infantes de Aragón. En medio de aquellas agrupaciones quedó prendado el trono castellano.
Recibió don Pedro gracias y sinecuras desde mozo. Se convirtió en señor de las vallisoletanas Urueña y Tiedra, pero en 1445 alcanzaría el maestrazgo de Calatrava, en contra de don Alfonso de Aragón, que a duras penas mantuvo su título hasta 1455 fuera de Castilla.
La elección fue ciertamente turbulenta y otros caballeros se inclinaron por el comendador mayor don Juan Ramírez de Guzmán, que se hizo fuerte desde Osuna. Girón contó con las fuerzas del Campo de Calatrava en la lucha. Al final se hizo avenencia por mediación del rey don Juan, instigado por el príncipe de Asturias don Enrique, y don Pedro fue reconocido como maestre.
Por ello don Pedro Girón secundó la rebelión de su protector el príncipe en 1446 contra Juan II, que había depositado su valiosa confianza en don Álvaro de Luna. Para contener a los insurrectos, el rey dispuso capitanías con fuerzas que en teoría se dirigían contra los granadinos para disimular la acción. En Almagro reunió Girón una fuerza de 80 caballeros, 200 hombres de armas y muchos peones de sus villas del maestrazgo. Allí se congregaron hasta 7.000 caballeros con la intención de pedir el apartamiento de don Álvaro de Luna, el sometimiento de Juan II en realidad. Durante el enfrentamiento, don Pedro Girón tuvo las puertas y puentes toledanos de Alcántara y San Martín por don Enrique.
Terminó don Álvaro ejecutado en 1454 y al poco murió el desafortunado Juan II. Girón se convirtió en el camarero mayor del nuevo rey y en la campaña contra Granada participó con gusto. Se reunieron 14.000 caballeros y 80.000 infantes de todo el reino, que se adentraron en la Vega granadina, talándola. Se le atribuye al temperamental Girón un combate caballeresco a la vista de la misma reina de Granada, que lo contemplaba desde una torre como si de una escena del Romancero se tratara. Descontento con la actitud del rey, más favorable a la acción lenta e indirecta que al combate, intentó alzar al trono al infante don Alfonso, hermanastro de Enrique, con la ayuda de varios nobles.
A la conjura se unió el no menos pertinaz don Juan de Aragón. Por mediación de su hermano don Juan Pacheco volvió al servicio real con la gratificación del castillo de Morón y las aldeas cordobesas de Belmez y Fuenteovejuna. No contento con ello, en el capítulo de la orden de Calatrava forzó el parecer de los concurrentes, pretendiendo cambiar en su beneficio Osuna y Cazalla por aquéllas. Fue perdonado con honores de la rebelión y se salió con la suya ante la orden.
De su fuerza da idea que en 1459 fuera llamado a la guerra que Enrique de Castilla mantenía con el rey de Navarra don Juan, que había tomado Logroño y otras en resarcimiento de las que le fueron aprehendidas de su señorío en Castilla. Acudió Girón a Aranda de Duero con 1.500 caballeros. Consiguió la toma de Logroño, cuya tenencia recibió. Se hizo la entrada al reino de Navarra. Viana fue bombardeada por las lombardas y los tiros castellanos hasta que se rindió. Ganó don Pedro Girón en recompensa Peñafiel, Briones, Santibáñez y Sahelices de los Gallegos, lo que se ratificó en las Cortes de 1460.
Nombrado en 1461 capitán general contra los granadinos, a los que tomó Archidona tras porfiados combates, don Pedro disponía de un gran ascendiente en Castilla, pero el ascenso en el favor real de don Beltrán de la Cueva despertó las iras de él y de los de su círculo aristocrático y familiar. Volvió a rebelarse a favor de don Alfonso.
Sumó con presiones y agasajos a la ciudad de Córdoba. También se unió a la causa Sevilla por los mismos medios. Su acción en Andalucía fue decisiva. Atacó asimismo al prior de la orden de San Juan, al que prendió y tomó Alcázar y Consuegra.
Un acosado Enrique IV intentó negociar con los rebeldes por medio del arzobispo de Sevilla Alfonso de Fonseca. Se llegó a ofrecer a la infanta Isabel en matrimonio a don Pedro Girón. Se movió Roma con Santiago al invocarse el permiso al Papa Pío II, que lo otorgó a cambio de la renuncia del maestrazgo de Calatrava en su hijo bastardo don Rodrigo.
Así lo hizo don Pedro, que ante sus caballeros sostuvo que como marido de la infanta haría grandes cosas por la orden y el reino, pensando en grandes cosas. Sin embargo, murió en 1466 en Villarrubia tras partir de Almagro para pedir en matrimonio a Isabel. Sus partidarios denunciaron asesinato alevoso, extremo no confirmado recientemente. Queda por saber qué hubiera sido de Castilla si se hubiera consumado aquel matrimonio.
Fuentes.
Francisco de Rades, Chrónica de las tres órdenes y cauallerías de Santiago, Calatraua y Alcántara, Toledo, 1572.