07.04.2017 11:35
“Astapa era una ciudad que siempre permanecido del lado de los cartagineses; en aquella ocasión sus habitantes, cuando Marcio estableció el cerco en torno a ellos, sabedores de que cuando los romanos los capturaran los convertirían en esclavos, reunieron en el ágora lo que les quedaba y apiñando maderas a su alrededor llevaron sobre la pira a sus hijos y a sus mujeres. A cincuenta de ellos, a los mejores, les hicieron jurar que una vez que la ciudad fuese tomada, darían muerte a las mujeres y a los hijos, prenderían el fuego y se degollarían a sí mismos. Y tras haber puesto como testigos a los dioses de esto, se abalanzaron contra Marcio, que nada temía al respecto, y por ello pusieron en fuga a sus tropas ligeras y a su caballería. Pero incluso cuando la legión estuvo dispuesta, las tropas de los de Astapa fueron las más valerosas, dado que luchaban por desesperación; sin embargo los romanos acabaron venciendo por su número, pues ciertamente por lo que se refiere al valor, los de Astapa no fueron inferiores. Cuando todos perecieron, los cincuenta degollaron a las mujeres y a los niños, y tras prender el fuego se arrojaron, haciendo que los enemigos consiguieran una victoria sin beneficio. Y Marcio, impresionado por el valor de los de Astapa, no ultrajó sus casas.”
APIANO DE ALEJANDRÍA, Sobre Iberia y Aníbal. Edición de su libro VI y VII a cargo de Francisco Javier GÓMEZ ESPELOSÍN, Alianza Editorial, Madrid, 1993, pp. 67-68.
Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.
