DOCUMENTO HISTÓRICO. Agripa se enfrenta a la rebelión cántabra.
“Agripa, enviado a Roma desde Sicilia, tan pronto resolvió lo más perentorio, se dirigió a las Galias. Pues se peleaban unos contra otros y estaban sufriendo vejaciones de los celtas. Después de resolver estas situaciones, se trasladó a Iberia. Pues los cántabros, los prisioneros de guerra, después de matar a sus dueños y volver a sus casas, se rodearon de muchos y con ellos tomaron posiciones a la que fortificaron y se disponían a asaltar las guarniciones de los romanos. Pero Agripa, al marchar contra ellos, también tuvo problemas con sus propios soldados: pues los de más edad, que no eran pocos, agotados ya por la prolongación de la guerra, consideraban invencibles a los cántabros y no le obedecían. Pronto hizo que éstos le obedecieran después de emplear los razonamientos, las exhortaciones y las promesas, pero resultó mucho más penosa su acción contra los cántabros. Pues la experiencia de los hechos, su esclavización por los romanos, les había hecho saber que no se salvarían si llegaban a caer prisioneros. Finalmente, después de perder bastantes soldados, y de castigar a otros (entre otros castigos, prohibió a la Legión cognominada Augusta el empleo de este sobrenombre), mató a todos los enemigos en edad militar y quitó las armas a los restantes obligándoles también a bajar de las alturas a la llanura. Y ni dirigió cartas al Senado informando de los hechos, ni celebró el triunfo que le había sido decretado por Augusto, sino que, como era su costumbre, se comportó con moderación.”
DIÓN CASIO, Historia Romana, LIV, 11, 2-6. Traducción y notas de Juan Manuel Cortés Copete. Editorial Gredos, Madrid, 2011.
Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.