DOCUMENTO HISTÓRICO. ¿Fue inevitable la Gran Guerra?
“Inglaterra necesita –decía Moltke en su Testamento Militar- un aliado fuerte entre las grandes potencias del continente; no encontrará ninguno que corresponda mejor a todos sus intereses que una Alemania unida, que no puede reclamar nunca el dominio de los mares.”
“Desde 1873 hasta 1900, la marina de Alemania no fue concebida para afrontar la posibilidad de una “guerra naval contra grandes potencias.” Pero a partir de 1900 fue otra la norma.
“La protección de la industria y el comercio alemanes en las condiciones actuales –decía el preámbulo del documento- solo puede hacerse con el auxilio de una flota al servicio de Alemania, de tal manera que, incluso para el adversario más poderoso, la guerra naval entrañase los riesgos necesarios para hacer dudosa la supremacía de dicho adversario.”
“La determinación de la potencia militar más fuerte del continente para llegar a ser al mismo tiempo, como mínimo, la segunda potencia naval era un acontecimiento de primera magnitud en los asuntos mundiales. Si ello se llevaba a efecto, significaría, sin duda alguna, la reproducción de aquellas situaciones que habían demostrado, en épocas anteriores de la historia, ser de una significación pavorosa para los habitantes de las islas Británicas.”
Winston CHURCHILL, La crisis mundial 1911-1918, Debols!llo, Barcelona, 2014, pp. 25-26.
“El habitante de Londres podía pedir por teléfono, al tomar en la cama el té de la mañana, los variados productos de toda la tierra, en la cantidad que le satisficiera, y esperar que se los llevara a su puerta (…) Pero lo más importante de todo es que él consideraba tal estado de cosas como normal, cierto y permanente, a no ser para mejorar aún más, y toda desviación de él, como aberración, escándalo y caso intolerable. Los propósitos y la política de militarismo e imperialismo, las rivalidades de razas y de cultura, los monopolios, las restricciones y los privilegios que habían de hacer el papel de serpiente en el paraíso, eran poco más que el entretenimiento de sus periódicos, y parecía que apenas ejercían influencia ninguna en el curso ordinario de la vida social y económica, cuya internacionalización era casi completa en la práctica.”
John Maynard KEYNES, Las consecuencias económicas de la paz, Crítica, Barcelona, 2002, pp. 14-15.
Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.