DERECHOS SEÑORIALES Y PROTOINDUSTRIALIZACIÓN.
En 1795 había cambiado Europa por la Revolución que estaba aconteciendo en Francia. España no se mantuvo al margen de todo ello, más allá de su desafortunada participación militar contra los revolucionarios. Un ilustrado como Cavanilles, buen conocedor de lo sucedido en 1789, denunciaría los males del régimen señorial y sus conexiones con la incipiente industrialización. Un nuevo mundo estaba en ciernes.
“Por todas partes se ve la industria rural y la aplicación de aquellos colonos (del condado de Cocentaina), dignos de mejor suerte; porque recargados de tributos señoriales solo parece que trabajan para llenar los cofres del señor: hizo éste pactos onerosos con los nuevos colonos que reemplazaron a los moriscos; quedó entonces mucho inculto por parecer incapaz de cultivo; y llegando la actual generación más industriosa y más necesitada que las precedentes, redujo a huertas los eriales y sitios pedregosos, taladró cerros, allanó cuestas, buscó aguas a fuerza de trabajos, y abrió canales para conducirlas, creyéndose libre de tributos, que solo parece debían adeudar las tierras en estado de fructificar al tiempo del convenio; pero engañada en sus cálculos paga también ahora de aquello que empezó a tener valor en sus manos, y desalienta en perjuicio de la agricultura y del Estado. Añádese a esto que el labrador allí no tiene libertad de arrancar y plantar los árboles que más le acomoden, y por consiguiente no puede muchas veces variar de producciones. Así es que aunque el suelo dé ricas y abundantes cosechas, y los naturales trabajen con tesón, apenas podrían subsistir sin el recurso de las fábricas. Si de repente se quitasen las de Alcoy, Cocentaina y Muro, perecerían dos terceras partes del vecindario.”
Antonio José CAVANILLES, Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, Población y Frutos del Reyno de Valencia. Edición facsímil de Albatros, Valencia, 2002. Tomo segundo, pp. 158-159.
Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.