DEL RÉGIMEN ALMOHADE AL MUDEJARISMO. Por Víctor Manuel Galán Tendero.
Pasar del régimen almohade a la condición de mudéjares resultó ser un cambio de trascendentales consecuencias para los musulmanes del Sharq Al-Ándalus. Aquel momento de cambios y dificultades coincidió con el empuje del sufismo, alrededor de figuras como Sid Bono, cuya tumba se convertiría en un concurrido lugar de peregrinación.
Játiva se rindió a Jaime I en mayo de 1244 y Biar en febrero de 1245. Entre abril de 1244 y el mismo mes de 1245 se concertaría un acuerdo con el wazir Al-Azraq. No conocemos la fecha exacta de la capitulación de localidades como Cocentaina.
La insurrección de Al-Azraq puso en cuestión los pactos de rendición de muchos lugares. La bajada de la pecha de 2.000 a 1.000 sueldos en Cocentaina de 1255 a 1262 quizá fuera consecuencia de las dificultades de su comunidad musulmana, pues tras el fracaso de aquélla no pocos islamitas marcharían al protectorado castellano de Murcia, Granada u otros territorios musulmanes.
Los mudéjares contestanos terminaron estableciéndose en la zona segregada del arrabal. Mientras tanto, en 1258, Jaime I trató de atraer a caballeros a las tierras de Cocentaina, ofreciéndoles donaciones o permutas patrimoniales, cuando la recaudación de la pecha descendía a los 600 sueldos.
La colonización o repoblación cobró fuerza a partir de 1261. Se concedieron los terrenos periurbanos de huerta a todos los que estuvieran dispuestos a residir al menos diez años en la nueva villa contestana.
Con la voluntad real, los mudéjares se organizaron en una aljama, dotada de su cadí y su alamín. Algunos, unos pocos, pudieron sobresalir bajo el dominio cristiano. Sin embargo, muchos se convirtieron en aparceros de los propietarios cristianos, en exaricos, grupo que se consolidó entre 1269 y 1275, tras el fracaso de la gran insurrección musulmana en Murcia de 1264-5.
Esta golpeada comunidad fue puesta a prueba de forma más dura si cabe de 1276 a 1278, cuando Al-Azraq retornó al reino de Valencia y alcanzó las puertas de Alcoy. Las fuerzas cristianas fueron vencidas en encuentros como el de la Canal, a manos de los jinetes granadinos, y la nueva Cocentaina se vio amenazada. Sus vecinos cristianos alejaron a sus mujeres e hijos a despecho de las amenazas de sanción.
En aquel río revuelto, algunos quisieron lograr sus buenas ganancias esclavizando a los mudéjares, haciéndolos pasar por moros de guerra. Se formaron verdaderas compañías para apresar cautivos. Los musulmanes más confiados o con menos posibilidades pusieron sus esperanzas (o tuvieron que ponerlas) en la justicia del rey.
En medio de la violencia de aquellos años, se terminó de forjar en Cocentaina su particular comunidad mudéjar, una de las caras de la sociedad feudal del reino de Valencia.
Para saber más.
Josep Torró, El naixement d´una colònia. Dominació i resistència a la frontera valenciana (1238-1276), Valencia, 2006.