CIFRAS CON HISTORIA. El número y las profesiones de los nazis antes de 1933.
Tras la I Guerra Mundial Alemania se encontró en un fuerte estado de convulsión, lo que no fue óbice para que ensayara un sistema de democracia parlamentaria, la república de Weimar. Entre muchos intelectuales el liberalismo moderado se consideraba un signo del carácter más genuino de los alemanes, alejado de los excesos sanguíneos y pasionales de sus denostados vecinos franceses, causantes de temibles revoluciones. En los años veinte el entendimiento entre las grandes potencias parecía posible y las propuestas de los extremistas parecían perder vigor.
Entre 1925 y 1927 los afiliados al partido nacional-socialista (NSDAP) no eran muy capaces de determinar por su número la dinámica política de la democracia alemana. Su nacionalismo racista atraía a pocos, según se desprende de los datos que ofrecemos a continuación:
Afiliados al NSDAP
1925 27.717
1926 49.523
1927 72.590
1928 108.717
1929 176.426
1930 389.000
1931 806.294
1932 1.414.975
A partir de 1929 su número de afiliados se disparó, especialmente entre 1930 y 1931. La crisis condujo a sus brazos a muchas personas procedentes de distintos estratos sociales, según se desprende de los porcentajes de las categorías profesionales de sus afilados en 1933:
Trabajadores 22
Empleados 23´4
Independientes 19´7
Funcionarios 10´4
Granjeros 19´4
Diversos 3´1
Fuente: José Cosano Moyano El nazismo alemán, pp. 121 y 122 del volumen 24 de la Gran Historia Universal, Madrid, Club Internacional del Libro, 1986 (siguiendo las conclusiones de Colloti y Michel).
En la España de 1931-32, a diferencia de Alemania, no triunfó un movimiento totalitario derechista por los resabios decimonónicos del país; la debilidad de los grupos de la pequeña burguesía, que no habían sufrido el trauma de la Gran Guerra; la garantía conservadora del ejército; y la ausencia entre el proletariado de un desengaño en relación al marxismo o al anarquismo que lo inclinara a buscar nuevas vías políticas. Sólo las tensiones del 36 ocasionarían un crecimiento del número de afiliados de la Falange. En otras palabras, el auge del nacionalsocialismo procedía de una sociedad industrial de masas contorsionada por el dolor, perpleja y empapada de nacionalismo. Todo un aviso para el futuro que no debería caer en saco roto.
Víctor Manuel Galán Tendero.