AMOR DE HIEL. Por Ángela Dalmau Moreno.
Tu carne de pasta
tu carne de agua
tu alma de aire
tu corazón de grava.
Eres la vena que transporta mi sangre de
miel,
mas el tiempo la convierte en hiel.
Eres el invernadero de tu sonrisa
mas soy perra sumisa de tu ser.
Sin alma vago entre tinieblas
y muero por despertar,
y entre aguas turbulentas
nado hacia la orilla que no puedo alcanzar.
No me abandones
soy sumisa de tu ser,
pues no sé caminar entre álamos y robles.
No me abandones
los sauces lloran en otoño
y en la lejanía tú te vas
escondiéndote entre nubes de algodón
que engrisecen mi corazón.
Indigna es mi vida,
no tengo fuerza de voluntad…
de coger mi camino y echar a volar.
Indigna es mi vida,
no tengo fuerza de voluntad…
coger mi camino
y soñar con libertad.
Y aunque tus puños de acero
golpeen mi cuerpo,
yo te sigo queriendo, por amor…
o ¿quizás sea por soledad?
O porque te sigo temiendo.
¡BASTA! ¡BASTA! ¡BASTA!
Lucho contra ti con la fuerza de las valquirias
con espada ardiente
desgarrando tu amor que me desquicia.
No soy tuya.
Soy mía.
No soy paridera de tus vástagos,
sino madre de tus hijos.
Soy golondrina que alza el vuelo hacia la
cima.
Soy mujer que defiendo lo que tú no querías.
Soy grande porque en tu vida
me hiciste pequeñita.
Soy salvaje, no sumisa.
No controlarás las cadenas
con el yugo de tu ira.
No es amor.
No es soledad.
No es temor.
Es libertad…
para amar,
para volar,
para caminar
por los caminos de tu vida.