ALGUNAS LECCIONES DEL PADRINO. Por Pedro Montoya García.

08.10.2017 16:57

                                               

    El padrino es la novela que más veces he leído, de hecho, es raro el año que no la leo al menos en una ocasión, hasta el punto de ser capaz de recordar muchos de los diálogos de memoria.

    La calidad literaria es justa, muy justa, al fin y al cabo son gánsters, es lo de menos. En cambio  es capaz de hacerte viajar en el tiempo,  hasta la Nueva York de los años cuarenta y meterte sin correr ningún riesgo en el alma del mundo de la mafia, el “no es personal, son negocios” se grava y hasta te lo llegas a creer. Una obra maestra que cocina el desarrollo de la trama de una forma sublime, con  ingredientes de primera calidad: personajes inolvidables de inteligencia desbordante, con giros fantásticos; pero no sólo en el aspecto intrínseco del desarrollo de la novela,  también las preguntas: ¿era justo defenderse, a cualquier costa, de los poderosos que oprimen?,  y más allá, la descripción desgarradora de la cultura siciliana, el choque de la cultura italiana con la cultura anglosajona, etc.  

    El inolvidable Marlon Brando en su papel de Vito Corleone, un hombre temible, recto, generoso, un asesino al que la sociedad, un mundo injusto le fuerzan a ser así. Nada nuevo en el mundo literario: el personaje es apartado de su tierra, de sus padres, mandado a un nuevo mundo, no le queda otro remedio que luchar para defender a su familia creando su propio orden, pasa de ser el personaje principal a ser el mentor del nuevo principal…

    En la parte final del libro, el pequeño de los Corleone, el no menos maravilloso Al Pacino en la película, reúne las tres cualidades de su padre: inteligencia, bondad y valor. Su hermano mayor Santino carecía de la inteligencia, el mediano heredó simplemente la bondad, nada de las otra dos. De nuevo, el destino, Michael Corleone se ve forzado. Él quería terminar la universidad, casarse con una buena chica… pero, el destino…  Cuando hereda el gobierno de la familia, sus enemigos le atosigan, la “familia” está cerca de desaparecer y se preludia lo peor: su asesinato. Su mano de derecha, il consiglieri, Tom Hagen y sus dos generales: Clemenza y Tessio,  le avisan de que su “pasividad”, su “proporcionalidad” va ser el fin de todos ellos.  Los enemigos ven al pequeño Michael un cordero que no quiere más que abandonar la mala vida, una vida tan dura, que la violencia no vuelva a ser cotidiana,  retirarse a Nevada y llevar una vida tranquila. Carece de la astucia, decisión de su padre…  Tom Hagen es apartado, Tessio, tras toda una vida leal a la familia, decide traicionarle al ver el precipicio, imposible olvidar aquella interpretación de Brando y Pacino 

 https://www.youtube.com/watch?v=PmoX4SRhW2E

     En el libro queda mejor representado que en la película, pero ese “paciente”, ese “desesperante”, ese “cobarde”, ese “incapaz”, resulta ser un excelente estratega cuya plan estaba perfectamente diseño y con una línea roja irrenunciable: no abandonar nunca ese plan trazado, a toda costa seguir firme en lo que otros consideran fragilidad. Michael vencerá.

    Al leer el otro día la novela, salvando las inmensas distancias de una novela de ficción y una realidad que nada se le parece, son dos las preguntas que me vienen, ¿Actúa Rajoy acorde a un plan trazado? O por otro lado: ¿Quiere saltar la angustia del miedo?, ¿conseguir un acuerdo lo más digno posible y retirarse a las Rías Baixas andando lo más deprisa que pueda?

    Está en juego la supervivencia de una familia de cientos de años de historia, que los romanos bautizaron como Hispania, y que hoy dentro de la democracia y de la ley,  llamamos España.  Esperemos que sobreviva.