25.11.2015 07:04
Un caza ruso ha sido derribado por órdenes turcas en medio de la vorágine de Siria. Turquía dice defender su espacio aéreo, Rusia se siente víctima de una puñalada por la espalda y la OTAN intenta jugar a la componenda.
La guerra contra el terrorismo yihadista nos está restituyendo a un escenario conocido por los europeos de los siglos XIX y XX. Rusia y Turquía son grandes rivales desde el siglo XVII. En el siglo XIX, en la llamada guerra de Crimea, los rusos no terminaron de ganar la guerra que emprendieron contra el imperio turco de manera victoriosa en el siglo XVIII.
Siria es demasiado importante para una Turquía con pretensiones de expansión en el área turcómana y para una Rusia deseosa de hacer saltar el cerrojo estratégico de Anatolia. La alianza de Moscú y París, todo un clásico, brinda grandes posibilidades a Putin.
En el fondo la pasividad de Estados Unidos, ya visible en el frente ucraniano, permite este retorno al viejo orden diplomático euro-asiático. De momento la que también parece ausente es Alemania, aunque la partida se continua jugando.
Fotografía de internacional.elpais.com
